
Hoy me acerqué a tu ventana y te vi en tu universo paralelo. Vi tu sonrisa en el más allá y aunque no estabas cerca mio pude percibir ese blanco envejecido flotando en el espacio, rodeado de las estrellas más brillantes que reflejaban sus destellos en vos, queriendo igualar tu luz. Ese mundo me parecía tan pequeño al lado de tu grandeza. Me llegó el sonido de tu risa con el viento. Tan pura y tan real, pero a la vez tan débil que se desvanecía y terminaba por apagarse con la distancia. Tus ojos de nubes dejaron caer la lluvia fresca y transparente de tu alma, esa que alguna vez soñaba con ver el cielo y hoy lo tiene entre sus manos. Te sentí, aunque a lo lejos, en algún lugar feliz, el que vos elegiste. Supe que tu mano no se despidió y después entendí: Que te llevaste mi lado izquierdo pero no estoy triste, porque nadie va a saber cuidarlo mejor que vos.
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